Colino y un tinto

La historia del cannabis en el mundo y su relación con el ser humano se remonta a los inicios de la agricultura. En Colombia la agricultura jugó un papel protagónico en el desarrollo económico del país, el café ha marcado el curso de un territorio e incluso se ha incrustado en la sociedad como parte de identidad cultural de un país con una multietnicidad y pluriculturalidad que hace parecer cinco o más países en vez de uno, todos en una tierra fértil y agradecida con el trabajo. Normalmente se piensa que la marihuana se popularizó en Colombia en los años sesenta, setenta y ochenta con la bonanza marimbera (1974-1985), y que su prohibición viene de la guerra anti drogas gringa de los setentas declarada por Nixon y luego bandera de Reagan, pero en Colombia ya en 1941 desde el ministerio de trabajo, higiene y previsión social, se declaraba una guerra anti drogas contra la toxicomanía y, en 1949 el presidente Mariano Ospina Pérez (que era otro delfín; nieto y sobrino de expresidentes) decretó: “prohíbase en el territorio de la republica el cultivo y el comercio de la marihuana”.

¿Pero que llevaba a tener a la yerba en la mira en esa época?

Contexto. A principios del siglo XX, el país estaba sumido en la pobreza y las consecuencias de la guerra de los Mil Días (con Perú) y la escisión de Panamá (con la ayuda de los gringos), la economía y demás andamiajes de este pobre-rico país se caía. Para los años 20 el café se había diseminado por la geografía colombiana, la producción del país participaba del 10% de la mundial y gracias a esto la economía de la región cafetera creció exponencialmente en un tiempo muy corto, fue evidente el paso de pueblo a ciudad en un lugar como Manizales donde aparecen obras como la Catedral, casas y edificios de las familias cafeteras con una mirada muy propia de ese momento; ecléctica con mucha influencia europea y criolla que constituye nuestra arquitectura republicana, además en tecnología se invirtió (casi 500mil Libras esterlinas) en el cable aéreo de Manizales a Mariquita que llevó a Caldas a tener 40 millones de árboles de café en 1920 a 95 millones en 1932. Esto nos lleva a un crecimiento superlativo de la población en la región cafetera del Viejo Caldas de 1905 de 185.786 habitantes a 624.201 habitantes en 1928, lo que nos da un punto de partida del acrecentamiento de esta región gracias a el café, que había sido cultivado por primera vez en el viejo Caldas entre 1860 y 1870, pero no fue solo hasta la inversión en el transporte del grano que este dio fruto. Los rastros de cultivos de marihuana en Colombia según el investigador Eduardo Sáenz Rovner datan de 1925 en la costa caribe colombiana, asociada a marineros, estibadores y prostitutas en los puertos, puros andariegos. Se habla de una proliferación del cannabis en Colombia en los años treinta y cuarenta, las autoridades registran capturas en los cuarentas en la costa y algunos lugares del interior especialmente en Caldas, fumones.

Para nadie es un secreto la coexistencia del cannabis y el café en muchos lugares del campo de Colombia, especialmente en los cafetales y en cuarteles (donde duermen los recolectores de café), incluso si elucubramos un poco quizás encontremos allí las respuestas a la pregunta de la prohibición del cannabis en Colombia para los años 40. La primer razón que encuentro es probablemente la que subsiste hasta hoy, y es el moralismo y los prejuicios de un país laico que se encomienda todos los días al sagrado rostro o al divino niño, y recordemos que en esta época los colombianos nos matábamos por colores de partidos políticos. Otro motivo del prohibicionismo pudo ser una forma de control de consumo y de mano de obra, por épocas anteriores ya se había intentado prohibir la Chicha para favorecer intereses de empresarios cerveceros, lo que nos lleva a un último motivo en esta racha de elucubraciones, y son los intereses económicos de un grupo de empresarios que llevaron la sobreexplotación de una planta como el café, llevando si a un progreso económico pero que a largo plazo demostró tener un tope como proyecto y que fue ejecutado con mucha ambición, pasando por encima de la topografía y que hoy nos venden como paisaje cultural cafetero, talando los Guamos y Yarumos que hoy en día se están resembrando para los cafés especiales, los nuestros. Mariano Ospina Pérez, educado como ingeniero en USA y quien fuera el presidente prohibicionista antes en mención, también fue uno de los primeros dirigentes antioqueños de la federación nacional de cafeteros y uno de los que sentará las bases de las directrices económicas de la federación a finales de los veintes, no sería extraño que viese en el cáñamo un potencial competidor en el agro colombiano para el café. Aunque Leónidas Londoño Londoño, el otro nombre del edificio Bancafé o de la Alcaldía de Manizales, no era solo el nombre de un edificio, fue un cafetero muy influyente dentro de su gremio, y contrario a lo que proponía décadas atrás su antecesor en la federación de cafeteros que llegara a la casa de Nariño, hablaba de legalización e incluso la creación como se dio en su momento con el café, de una federación de cultivadores de cannabis, prueba del potencial de la planta en el país. Esto último sucedía a finales de los setenta en el marco de la exposición nacional del tema por parte de Ernesto Samper, Antonio Caballero, entre otros que hablaban de legalización y/o despenalización del cannabis e incluso otras drogas, ya que Estados Unidos aliado y referente político de Colombia había entrado en dicha discusión esa coyuntura era aprovechada. Entre 1973 y 1979, 11 estados de USA habían despenalizado la dosis personal e incluso Alaska fue más allá y legalizó tanto el cultivo como el uso en cantidades reducidas de marihuana. En los años 40 y 50 Colombia se había sumido en una guerra bipartidista llamada la época de la violencia, uno de los territorios más afectados fue Caldas, también en este periodo fueron registrados varios expendios de marihuana en el departamento, en los límites con Antioquia y Valle del Cauca, zonas muy cafeteras, es muy probable que muchos consumidores de esa época fueran ajusticiados o desplazados en el marco de la confrontación política interna que vivía el país. Para los años sesenta el presidente John F. Kennedy, el 16 de mayo de 1961 anuncia que el segundo proyecto de cuerpos de paz se realizaría en Colombia, la iniciativa se realizaba para mantener a los países subdesarrollados lejos del comunismo. Posteriormente algunos miembros de esos cuerpos de paz se convierten en clientes, conexiones y distribuidores lo que daría pie a lo que se conoce como bonanza marimbera. El debate nacional a finales de los 70 alrededor de la legalización llega con la bonanza marimbera en curso, el lavado de activos se había vuelto común entre todas las esferas de la sociedad, se empiezan abrir las puertas de la narcocultura. Con la muerte de la bonanza marimbera, larga vida al rey, ya había llegado y estaba esperando su momento: la cocaína, que en relación peso y cantidad, produce muchísimo más dinero que el cannabis. La bonanza marimbera acabó entre venganzas e intervenciones de la ley colombiana y estadounidense, mientras tanto la economía de la cocaína se había establecido en los ochentas. Para la década de los ochentas una nueva clase terrateniente había llegado al campo colombiano para adueñarse del 11% de las zona rurales de Colombia, esta nueva esfera de la sociedad estaba asociada con el lavado de activos, los cultivos ilícitos y/o el narcotráfico, esto a su vez provocó la llamada “contra-reforma agraria” consistente en la concentración de propiedad en el campo por parte de esa nueva clase terrateniente, esto intensificó la necesidad de seguridad privada y el enfrentamiento de estos ejércitos privados o Paramilitares en contra de grupos armados de ideologías contrarias (guerrilleros). En un principio los guerrilleros trabajaron cuidando rutas y laboratorios de los narcos pero después algunas acciones como secuestros los enfrentaron a los narcos. El campo en medio de la confrontación entre unos y otros siempre se ha visto perjudicado y han sido los campesinos las principales víctimas del conflicto, del olvido del estado y del de sus coterráneos, los beneficios económicos quedan en la ciudad usualmente y los hijos que se van y no regresan.

Si bien los consumidores seguimos siendo perseguidos por la policía, e incluso en ciertas regiones por paramilitares y guerrilleros, la ley 30 de 1986 y la sentencia C-221 de 1994 nos amparan, en los lugares más remotos la ley no existe, aunque legalizando y ampliando las oportunidades y posibilidades a todos los campesinos de Colombia de los procesos productivos si habría un cambio sustancial en la economía agraria. En pandemia más de 3 millones de personas dejaron de ser campesinos en Colombia, buscar alternativas para volver al campo de forma sostenible, sustentable, justa y responsable debe ser el objetivo en un país con un 80% del territorio rural, un 23% de la población que vive en zona rural, 12 departamentos con más del 50% de su población que vive en zona rural, más de un 75% de población que vive en territorio urbano en un país con 114 millones de hectáreas de tierra y casi 50 millones de habitantes, y con una acumulación de tierra por parte de pocos con los índices más altos en departamentos como Antioquia, Caldas, Valle, Quindío, Arauca y Meta, como resultado final el 1,5% es dueño del 52% del territorio nacional, indicadores del abandono del campo y su potencial, por eso una de la razones por las cuales dar gracias a la copa de cannabicultores del café por rescatar los valores del cultivo y autocultivo, para ayudar a inculcar estos principios en las nuevas generaciones estos encuentros entre jardineros, campesinos y consumidores son muy valiosos, podemos volver al campo, ver el sol nacer entre las montañas colino y un tinto.

Filmografía recomendada:

  1. Canaguaro –Dunav Kuzmanich, 1981.
  2. Pájaros de Verano –Cristina Gallego & Ciro Guerra, 2018.
  3. Blow –Ted Demme, 2001.
  4. Cóndores no entierran todos los días –Francisco Norden, 1984.
  5. America Made –Doug Liman, 2017.
  6. Área maldita –Jairo Pinilla, 1980.
  7. El Rey –Antonio Dorado, 2004.
  8. Apocalipsur –Javier Mejia, 2005.
  9. Impunity –Juan José Lozano & Hollman Morris, 2010.
  10. Sumercé –Victoria Lozano, 2019.
  11. Ilegal.co –Alessandro Angulo, 2012.

Bonus:

  1. The Culture High –Brett Harvey 2014.
  2. This Is The End –Seth Rogen & Evan Goldberg, 2013
  3. Rodrigo D no futuro –Víctor Gaviria, 1989.