De Spannabis para la Copa de Cannabicultores del Café

Hace un mes tuve la oportunidad de asistir a Spannabis, una de las mayores ferias de cannabis del mundo. La verdad es que no sabía qué esperar, pues nunca había asistido a un evento de este calibre. Por supuesto, cualquier expectativa que haya podido construir en mi cabeza fue completamente superada por el tamaño del lugar, la cantidad de empresas presentes, el nivel organizacional y el entretenimiento.

Inicialmente, desde fuera, no se lograba percibir la magnitud del espacio. Estaba un poco desordenada la entrada y los stands que habían al comienzo se veían un poco simples. Sin embargo, a medida que avanzaba se expandía igualmente el horizonte (tanto así, que admitiré haber estado perdida por lo menos una media hora). La feria constaba de unos 4 pabellones de diferentes tamaños, cada uno con 1 o 2 stands principales rodeados por otros que, me atrevo a decir, en ocasiones pasaban un poco desapercibidos. Eran cientos de marcas reunidas en un solo lugar, por lo que a mi alrededor podía ver todo el tiempo negocios y amistades surgiendo. En general todo se veía muy bien. Hubo buena organización, buenos espacios para que las marcas se dieran a conocer y también algunas zonas para el esparcimiento. La tarima en definitiva fue mi parte favorita. Alrededor de ella, se juntaba la gente a bailar y a fumar, compartiendo algunas palabras, pasos y por supuesto, sonrisas. Todos estábamos allí para pasar un buen rato y para lo único que no había espacio era para juzgar. Aún así, sentí que me faltaba algo.

No puedo decir que soy una gran conocedora de las copas de cannabis, pues aunque trabajo en la Copa Cannabicultores del Café, la primera edición fue apenas mi primer acercamiento a un evento como estos. Sin embargo, sí puedo asegurar que no estamos tan lejos de ser grandes. Para mi lo que pesa en mi país es el amor con que se hacen este tipo de actividades y la cercanía con que se trata a cada persona. El parche como parte de la resistencia y la pedagogía como arma contra la ignorancia. Son cosas que quizá por tratarse de un país primermundista (o de mi como turista) no pude encontrar acá. Y aunque no es mi intención criticar a Spannabis, solo quiero recalcar que en Colombia, es esa pasión la que nos hace diferentes.

Por último, me gustaría que esto sirva de inspiración para mi equipo, así como para todas las copas que surgen y crecen cada día en mi país. Porque podemos estar al nivel de los grandes e incluso llegar a ser una potencia cannábica si nos lo proponemos. Tenemos la capacidad y el deber de seguir luchando, creando cultura en torno a esta planta a la que hoy le debemos el estar aquí.